Soy

Prometeme el cielo y te dare la tierra.



domingo, 25 de marzo de 2012

Fango


Corrió como nunca, descalza, chapoteando en el lodo, la ropa que quedaba por debajo de las pantorrillas acumulaba toda la masa de barro que podía, haciéndola torpe y pesada. Pero tenía que hacerlo, esa lucha era suya. “Se lo diré, le diré que le amo y que ya da igual todo. Que ella no me importa cuando estoy a su lado… funcionará, confía en mí, confía en nosotros. Puede que ya hayas hecho esa promesa a otra persona, pero daría mi mundo si lo intentases, si me ayudases a intentarlo. Me muero por que me escuches decirte te quiero y que la respuesta no sea una evasiva…” Fatigada hasta el borde del desmayo, harapienta y salpicada de barro hasta la cara, aporreo la enorme y lujosa puerta, manchándola también de espesos churretones y goteras de fango, más espeso a pesar de la humedad del ambiente. Los sollozos de cansancio se entremezclaban con los gemidos de angustia al igual que la tierra de sus mejillas se diluía en los espesos lagrimones. Aquella maldita puerta no se abría. ¿La estarían escuchando? Si. Por dios. Claro que la estaba escuchando. “Tengo que decirte que te quiero… Por favor…”

No hay comentarios:

Publicar un comentario