Soy

Prometeme el cielo y te dare la tierra.



miércoles, 8 de febrero de 2012

De praderas y anemonas

La niña observo la anemona de tonos morados. No necesitaba su libro de significados; una persona que se había criado entre altas hiervas como ella ya lo sabía: Efímera. Observo su tenue reflejo en la roca húmeda. Ya lo sabía. Claro que lo sabía. Era una niña, pero incluso las niñas entienden que no solo las personas mueren, los sentimientos y las palabras también. Giro sobre sus pies, pero la persona que había dejado la pequeña flor ya estaba demasiado lejos. Sus labios se despegaron por un momento y susurraron tenuemente al viento, a media voz quebrada por las lágrimas apunto de precipitarse por sus mejillas:“Adiós”

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