Soy

Prometeme el cielo y te dare la tierra.



viernes, 9 de diciembre de 2011

Con el tiempo he aprendido a odiar los cuentos de princesas


No hace mucho existía una princesa. No una princesa de las de corona y poder, de largos vestidos y mirada encantadora. No, solo se trataba de una princesa de mentira. Una princesa de la farándula, de aquellas que sabían bailar de formas poco puras, escuchar y alabar las mentiras de los hombres. Todos los hombres mienten, pero… ¿qué le importa eso a una persona que obtendrá lo que quiere independientemente de las palabras escogidas? A cada problema tenía una absurda solución, bailaba a la luna y seducía al sol.  Su mundo era simple. Solía lograr lo que quería. Se le daba bien mentir, como a todos los suyos, logro hacerse pasar por princesa de verdad para lograr un príncipe. Lo logró, pero el principe ya tenía un destino asegurado y salió perdiendo, y mucho. Una princesa de la farándula jamás podrá usurpar el puesto de una de verdad. Sin embargo yo seguiré seduciendo al sol y bailándole a la luna mientras que las princesas de verdad ni siquiera lo verán desde sus fríos castillos.

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