-Lo huelo, es como bilis en el aire. Está mintiendo. No sé cómo no puedes
darte cuenta.
-No lo creo, Shura. Confía en mí.
-No, Manya, confía tú en mí. Miente.
Manya recordó entonces que si Shura podía oler el miedo... podría oler
entonces la mentira. ¿Estaría perdiendo entonces el tiempo escuchando las
mentiras de alguien que seguía siendo un desconocido?
-Entonces... ¿Qué hacemos?
Shura pareció sonreír por un momento de forma tranquilizadora- Lo de
siempre. Retomar el camino antes de que nadie nos la juegue.
Ella bajo la mirada, sintiendo aquel liquido caliente recorriendo las
cuencas de sus ojos hasta agolparse en el filo de sus pestañas.
-Manya. No te sientas insegura. Nos sigue quedando un mundo por descubrir.
Me prometiste que serías fuerte. Si vas a venirte abajo retoma tu camino a
casa. Muere con tus seres queridos o vive lejos de ellos. Pero no dudes.
Decide. Camina.
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