Soy

Prometeme el cielo y te dare la tierra.



jueves, 17 de noviembre de 2011

Portazo


Cristales. Sangre. Bueno, soportaría en dolor de la mano, de los cristales clavados, el cosquilleo de la sangre espesa como resina recorriendo mi piel, el picor que arrasaba mi garganta por el irreprimible grito que llegó inmediatamente después del golpe. Me desplomé contra la puerta de nuevo gritando con los ojos cerrados. Golpeaban la puerta. Era ella. Entre las lágrimas veía las incipientes ramitas cubriendo las paredes de baldosa. Quizás con un poco de suerte me cansaría lo suficiente para quedarme en coma y no sufrir el agobio de ver como me matarían después. Mi cabeza apoyada en la puerta rebotaba con cada golpe. me ponía nerviosa, no tenía casi voz, pero no podía quedarme parada mientras ella repetía mi nombre, ahogado desde el otro lado de la puerta –Nora, márchate por favor...
De pronto los golpes cesaron al tiempo que se escuchaba a Nora quejándose al otro lado de la puerta, el roce de su ropa siendo arrastrada por el suelo y otra voz al otro lado de la puerta, esta vez sin gritos ni golpes.- Ábrenos, no te vamos a hacer nada. Por favor...
Me recobré un poco, las ramas dejaron de expandirse por el cuarto de baño -Márchate Naum
-Por favor
-Me iré. Os lo prometo, no daré más problemas.
Lógicamente no le vi, pero note como sonreía por el tono de su voz -No digas tonterías, no nos has dado problemas.
-No mientas Naum, no he hecho más que daros problemas desde que llegué a esta casa. Si salgo será para que me matéis o para alejarme de vosotros.
-Está bien. Sal y te mataré. ¿Cómo quieres qué lo haga?
Sentí una punzada de temor, él podría hacerlo sin sentir el más mínimo remordimiento. No. Yo no quería morir. No así -Naum...
-Sal o tiraré la puerta abajo, y si mueres aplastada será mucho más desagradable...
-No... Por favor...
Noté como el peso cedía en la puerta, se había separado de ella, se alejaba por el pasillo- ¡Bien como quieras, ten cuidado con las astillas!
No... "piensa rápido, piensa. Piensa"
Entonces escuché como tomaba carrerilla y Nora gritaba que no lo hiciese, Daret también estaba allí, le escuché solta un “la puerta no…” seguido de una palabrota al azar. Eso no podía acabar así, aunque la puerta no me aplastase ellos entrarían de todas formas y todo sería más complicado . Como si de un acto reflejo se tratase me incorporé un poco, separándome unos centímetros de la puerta, aferré el picaporte y sonó el "clic". Naum debía de derrapar muchísimo, porque la caída que sonó al otro lado no fue pequeña. Yo continué hecha un ovillo en el suelo, pero fuera de la trayectoria de la puerta. Las raíces se habían separado de mi por el brusco movimiento. La puerta se movió. Tapé la cara con el pelo justo a tiempo, pero entre medias vi a Naum. Todavía no se había levantado. Me arrastró lejos de los cristales, se apoyó contra la pared, poniéndome en frente suya y acercando su mano a mí para retirarme el pelo de la cara. Reaccioné rápidamente ladeando la cabeza.- No me mires por favor...
Volvió a intentarlo -¿Por qué dices eso ahora?
-¡No me mires!
Me rodeó y me acercó contra su torso, meciéndome como pudo ¿de verdad ese era Naum? -¿Por qué?
Simplemente respondí a a ese contacto físico y me acurruqué contra él, estaba agotada. -Porque... llorar es de débiles y no quiero que penséis eso de mi...
Escuché como se le hinchaban los pulmones. La sangré dejaba de caer. El mundo se apagaba en ese momento, volvía a sumirme en la penumbra, sus últimas palabras me llegaban apagadas por la lejanía del sueño- No creo que seas débil...

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